Entrevista a Ramón Rodrigues Ramalho “CON BOLSONARO EL MINISTERIO DE TRABAJO PERDERÍA PODER”

15386730118354  (Foto: Daniel Ramalho/AFP)

En los últimos días generó preocupación el anuncio del recientemente electo presidente de Brasil, el ex capitán del ejército Jair Bolsonaro, de convertir el Ministerio de Trabajo en una secretaría subsumida al Ministerio de Industrias, lo que en la práctica significaría desaparecerla.  Esta posibilidad, que ha generado el cuestionamiento incluso del actual titular de la cartera, Caio Viera de Mell, formaría parte de una ofensiva mayor contra los sistemas de protección legal que tienen los trabajadores, con lo que el gobierno entrante profundizaría la flexibilización iniciada por el presidente saliente, Michel Temer.

TrabajoDigno.peconversó con el sociólogo Ramón Rodrigues Ramalho, magister y candidato a doctor por la Universidad de Buenos Aires (UBA), activista del movimiento cartonero en Belo Horizonte, Brasil, sobre las medidas anunciadas por Bolsonaro y las opciones que se abren para organizaciones y movimientos sociales brasileros.

¿Cómo entender el anuncio del recientemente electo presidente Jair Bolsonaro?

Primero, el tema de la reforma laboral viene del gobierno de Temer. Lo que Bolsonaro anuncia es que va a seguir con estas reformas, se van a profundizar. Eso de fusionar ministerios es un tanteo, es para ver qué reacciones genera en su propio electorado. Así ha ido avanzando y retrocediendo en sus anuncios. Por ejemplo, primero declaró que reduciría de 23 a 15 el número de ministerios, luego lo elevó a 18. Y en ese contexto, que iba a poner el Ministerio de Trabajo dentro del Ministerio de Industria y Comercio, y este, a su vez, dentro del “Superministerio” de Economía. Eso es lo más relevante: que va a poner a alguien de Wall Street en el primer puesto de gobierno.

Lo principal para Brasil es el mismo tema que viene de Temer: la carga del peso de la prueba, para el Ministerio de Trabajo, es del empleador. El empleado al reclamar en la justicia laboral derechos incumplidos, pasa a tener él que presentar las pruebas de tal incumplimiento. Hasta 2016 le tocaba al empleador probar que sí ha cumplido con la Ley y que su empleado no tiene el derecho que dice que tiene. Lo que ellos van a hacer, en un primer momento, es modificar el Código de Trabajo, que viene de la época de [Getúlio] Vargas. Lo que quieren hacer es relativizarlo, flexibilizarlo. Ahora no van a estar obligados a contratar únicamente bajo el Código de Trabajo, sino que se dispondrá de una amplia cantidad de regímenes laborales, más allá de la tercerización. Tenemos así que se avanzará en revertir el peso de la prueba al empleado en la justicia laboral, y se aprobaran otras figuras laborales que no aseguran el trabajo protegido, formal, con seguridad social, como en los tiempos fordistas clásicos.

Eso de poner el Ministerio de Trabajo como una Secretaría, que tienen un rango menor que los Ministerios, responde a no tener más que proceder en ejecutar procesos laborales en la Justicia del Trabajo, para lo cual no hace falta un aparato “tan grande”. Eso significa que el Ministerio como institución tradicional que asegura los derechos laborales, que protege a la clase trabajadora, pierde poder.

¿Cuáles serían las principales funciones relacionadas con el sector Trabajo que se verían resentidas con esta medida?

Aflojar las leyes laborales, en principio. Dos: tienes adentro a funcionarios y servidores públicos que tienen la voluntad, la ideología e incluso la tradición de defensa de los derechos de la clase trabajadora. Se les quita poder adentro de la administración pública. Lo que se quiere simbolizar es que van a aflojar las leyes laborales, principalmente respecto al Código de Trabajo. Ahora el empleador la pueda firmar o no, pues pasan a existir diferentes regímenes contractuales.

Ramón Rodríguez Ramalho

¿Qué actores se han revelado ante este anuncio y qué argumentos han levantado?

Se ha pronunciado Forza Sindical que son de derecha; el dirigente Paulinho, que cuando se dio cuenta que iban [los sindicatos] a perder poder, entonces se ponen en contra de Bolsonaro. Habría que ver qué dice la CUT, que ya no tiene tanta llegada en los trabajadores de producción, como en el servicio público.

La cosa viene complicada. Para los electores de Bolsonaro, la repercusión es buena, porque acotar ministerios les significa acotar gastos y privilegios, que solo benefician a la gente que vive del Estado, con grandes sueldos. Para la administración pública va a salir malísimo, porque los empleados públicos van a resistir cambios en sus formas de vida.

Este, sin duda, será un periodo de resistencia a las eventuales reformas que intentará Bolsonaro. ¿Cuál es la agenda del movimiento social y sindical brasileño? ¿Es solo resistir o hay algo por lo que pelear en este contexto adverso?

Es una buena cuestión la que planteas, es la que enfrentamos acá. Creo que es una malísima agenda esa de resistir. Cuando tomé conocimiento del eslogan que dice “va a ver resistencia”, pregunto: ¿resistencia en contra de qué? Ahora Bolsonaro es el presidente elegido, y tiene que actuar tal como, abriendo puertas de dialogo con todos los sectores de la sociedad. Y si entonces él rompe los preceptos democráticos, de no dialogar, y decir que todo activismo va a ser crimen, entonces se podría decir que va a haber resistencia porque se sabrá a qué se resiste.

Yo veo que la izquierda no tiene una agenda positiva, porque lo único que sabe es “qué es lo que no quiero”. Eso no va a funcionar, porque nos van a bombardear con un millón de pautas regresivas, y no van a tener condiciones de bloquearlas todas. Vamos a bloquear una, o dos, pero ocho o diez van a pasar. Como dijo Joan Pedro Stedile, máximo representante del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), que es lo mejor que tenemos, lo que se requiere es volver a las bases. La izquierda tiene que volver al trabajo con las bases.

En ese sentido, ¿cómo está el movimiento social y sindical brasilero en estos momentos? ¿Qué va a encontrar Bolsonaro en la calle?

En lo macro hay mucha desorganización y confusión. En principio, lo que harán es organizar grandes movimientos de resistencia y protesta. Eso está para lo peor, hay más desarticulación que articulación, más confusión, divergencias y fragmentación, que convergencia y unidad. Pero, por otro lado, tienes movimientos como el que apoyo en Belo Horizonte, MUITAS–Ciudad que Queremos, que está dentro del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), que viene haciendo campañas del viejo estilo, con una militancia directa con las bases y la ciudadanía. Con ese movimiento del MUITAS, hemos elegido en el 2016 a dos mujeres Concejales para la ciudad de Belo Horizonte, Áurea Carolina y Cida Falabela. Ya en 2018, Áurea Carolina fue la quinta candidata más votada para Diputada Nacional por la provincia de Minas Gerais y Andréia de Jesus para Diputada Estadual, es la primera representante de comunidad “quilombola” jamás elegida.

Así, entonces, tenemos que, en estas últimas elecciones, creció el número de mujeres y negras representadas en el Congreso. Un proceso similar a las elecciones parlamentarias norteamericanas, que han logrado una mayor participación de mujeres y minorías en el Congreso norteamericano. Esto se puede reconocer como una de las mayores lecciones en las últimas elecciones en Brasil.

Bonus Track:

Sobre las reformas laborales en Brasil, un apunte de Enrique Fernández – Maldonado, en la revista Quehacer. “¿De nuevo el péndulo? Reformas laborales en la región”.