Con el título “El estrés en el trabajo: un reto colectivo”, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó este informe temático con el fin de realizar una aproximación al problema de las enfermedades profesionales derivadas del estrés en el trabajo y enfermedades psicosociales.
De acuerdo a la definición utilizada por la OIT, por estrés laboral se entiende la respuesta física y emocional dañina, producida por el desequilibrio entre las exigencias laborales a las que están expuestas los trabajadores y las capacidades, recursos y necesidades que las personas tienen para enfrentarlas.
Para OIT, el estrés laboral está determinado por tres factores fundamentales: la organización del trabajo, el diseño del trabajo y las relaciones laborales. Así, los “riesgos sicosociales” que están a la base del estrés laboral, responden a la interacción entre las características del entorno y ambiente de trabajo, el contenido y condiciones de trabajo, las capacidades, necesidades y cultura de los trabajadores, e incluso consideraciones personales externas al trabajo, pero que pueden tener influencia en la salud, en el rendimiento y en la satisfacción laboral.
Como relata Carmen Bueno, especialista en Seguridad y Salud Ocupacional de la OIT, “La magnitud del problema deviene de la Globalización y las transformaciones que se han producido en el mundo del trabajo. Acompañadas del proceso tecnológico, digitalización, nuevas formas de organización y nuevos modelos de empleo y relaciones laborales, exigencias y cargas de trabajo, cambios demográficos y envejecimiento de la fuerza de trabajo, falta de equilibro entre el tiempo de trabajo y el personal”.