La reciente emergencia nacional, como consecuencia de los huaicos, inundaciones y su impacto en la seguridad y condiciones de vida de la población, deben llamarnos la atención sobre los retos que tenemos los peruanos por delante. No solo sobre cómo encarar la reconstrucción de la infraestructura dañada, tanto la inmobiliaria como la productiva y comunicacional. Sino sobre todo, cómo hacerlo para reducir al máximo el riesgo de que futuros desastres naturales impacten de la forma y magnitud en que lo han hecho estos días.
Un aspecto clave (no solo en tiempos de emergencia), sobre el que poco se discute, es la gestión del agua potable. Pasamos años, décadas, sufriendo embates de la naturaleza que nos advierten permanentemente sobre lo precarias que son nuestras construcciones y lo expuestas que están nuestras principales fuentes y reservas hídricas, principalmente las que abastecen el consumo humano. Un dato que no debemos de perder de vista es que pese a los avances registrados en los últimos años, todavía un porcentaje amplio de peruanos no accede a servicios de agua potable y saneamiento, o no lo tienen permanentemente.
En TrabajoDigno.pe queremos destacar el vínculo crucial y vital entre agua y trabajo. Guy Ryder, Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), le atribuyó una capacidad enorme para transformar la vida de las personas. En el informe Agua y Empleo. Informe sobre los recursos hídricos en el Mundo 2016, publicado por la Organización Internacional de Naciones Unidas, conjuntamente con la OIT, la Organización Internacional para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), entre otros organismos internacionales, destaca las implicancias del acceso al agua en el empleo y la economía. Según Ryder, mil millones de puestos de trabajo dependen significativamente del agua, lo que representa más del 40% de la población económicamente activa mundial.
Dice el Informe: “Estos trabajos se encuentran en la agricultura, silvicultura, pesca continental, minería, energía, agua y saneamiento, varias industrias manufactureras y el sector alimentario, farmacéutico y textil. Otros mil millones de empleos dependen moderadamente del agua, representando un tercio de la población total (…) Casi el 80% de los puestos de trabajo que constituyen la fuerza laboral mundial dependen del acceso a un suministro adecuado de agua y saneamiento” (pp. 5).
El informe de Naciones Unidas es claro al señalar que los Estados deben aplicar “(…) políticas de empleo que tengan en cuenta las limitaciones impuestas por la disponibilidad de agua, mientras procuran respetar los derechos humanos al agua, saneamiento y a un trabajo digno (…). Lograr el equilibrio sectorial y generar el mayor número posible de trabajos dignos y productivos (…), es esencial para asegurar la sostenibilidad social, económica y ambiental a largo plazo”.
En este contexto, queremos compartir el comunicado de la Federación Nacional de Trabajadores del Agua Potable y Afines (FENTAP). En este, los trabajadores del agua potable se solidarizan con los damnificados y víctimas de la tragedia. Pero denuncian también la campaña para privatizar el Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (SEDAPAL) que se ha lanzado desde diversos frentes. “¿Qué habría pasado con Lima y Callao si SEDAPAL estuviera privatizada? ¿Estarían anunciando en este momento un aumento de sus ganancias producto de elevar su precio? SEDAPAL y todas las Empresas de Agua y Saneamiento (EPS) del país, han actuado con prontitud para solucionar los problemas causados por la naturaleza y la ineptitud de muchas autoridades que no previnieron estos hechos”, precisa FENTAP. Para tenerlo en cuenta.